La consagración religiosa tiene su fundamento en el bautismo y lo expresa con mayor plenitud. Mediante ella, nos unimos especialmente con la Iglesia y adquirimos un compromiso nuevo para contribuir, según nuestro carisma, a establecer, consolidar y extender a todo el mundo el reino de Cristo. (Constituciones No. 20)
En la tradición dominicana la consagración religiosa tiene un carácter personal, comunitario y social. Bajo diversos aspectos la consagración a Dios, la comunión fraterna y la misión evangélica en el mundo, son para nosotras fuente, motivo, norma y exigencia de vida casta, pobre y obediente. (Constituciones No. 21)